sábado, 10 de diciembre de 2011

Japón desvía fondos del tsunami para cazar ballenas

"Es escandaloso que el gobierno japonés le saque a los contribuyentes dinero para un programa que no es necesario, que no ha sido pedido y que económicamente es poco significativo", explicó al diario británico Guardian al responsable de Greenpeace en Japón, Junichi Stato. "La caza de ballenas es una mancha en la reputación internacional de Japón y es un agujero negro para el dinero de los contribuyentes. Gastar tanto dinero en este momento de crisis es vergonzoso".

Stato ha denunciado cómo este desvío de fondos es especialmente grave en un momento de crisis que afecta a Japón con especial crudeza por la central nuclear de Fukushima y por la situación de desamparo en la que han quedado decenas de miles de personas en el país. "No es posible malgastar recursos para este tipo de operaciones en el mar cuando hay tanta gente que sufre en tierra", añadió el responsable de Japón.

Las organizaciones relacionadas con la pesca argumentan, sin embargo, que los fondos que utilizan están justificados, porque ayudan a reconstruir puertos balnearios y centros que tradicionalmente han dependido de la carne de ballena para subsistir.

Los grupos ambientalistas han puesto el grito en el cielo y han promovido una petición formal para exigirle al Gobierno japonés que no financie más la caza de ballenas con los fondos de ayuda donados para la reconstrucción del país. Greenpeace defiende que ese dinero sólo debe servir para proyectos que de verdad ayuden a los más afectados por el sismo del 11 de marzo.

La caza de ballenas está prohibida desde 1986 gracias a una moratoria internacional de  la Comisión Internacional de Ballenas. Algunos países, como Japón, Islandia y Noruega, no la reconocen. De hecho, las autoridades japonesas han  reivindicado siempre la caza de escualos con la excusa de la investigación científica.

Pese a que sigue siendo un florido comercio, la caza de ballenas cada vez tiene menos seguidores, incluso en Japón, por ser, además, un comercio cada vez menos lucrativo.

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